"... y así, después de caminar un rato, sabiendo que Odiseo era solo una posibilidad, Penélope recogió sus partes, se reconstruyó y decidió caminar.
Por intuición se sobrepuso a sus amantes, tal vez, presientíendolos como más equívocas posibilidades, y por el ojo de una aguja pasó tímida y segura...a cantar su propia letra, a escribir lo suyo y pintar sus colores..."

jueves, 20 de marzo de 2008

Llené una copa con mis palabras...

Llené una copa con mis palabras,
las destilé, las hice fermentar, las dejé envejecer
y las escancié generosamente
en las bocas de quienes las deseaban
para expresarse.
Y dijeron amor y la mejor broma,
y el deseo se tornó en palabras
que salían de gargantas de oro,
de gargantas de plata,
en las que tarareaban las palabras
y hacían albórbolas en las bodas de
nuestras aldeas...
Llené una copa con mis palabras,
las destilé, las hice fermentar, las dejé
envejecer
y las escancié generosamente
en las bocas de quienes las deseaban
para expresarse.
Y dijeron odio y la broma más amarga,
y la puñalada se tornó palabra
que salía de gargantas de cobre,
de gargantas de plomo.
En ellas se carcajeaban las palabras,
ladraban, y ladraban
las prostitutas en los arrabales de la ciudad.
Este es nuestro vino: nuestras
palabras destiladas
para que peregrinen por nuestras
entrañas,
para que las sintamos bullir en
nuestra sangre,
para que nos aterren las visiones.
Escanciamos las palabras con cicatería
a quienes nos aman y a quienes nos odian
y les sueltan, como el vino, el corazón
y la lengua.
Os mantenemos ocupados, al menos
durante una noche,
con nuestras entrañas,
nuestra sangre
y nuestras visiones.

Yabra Ibrahim Yabra "Tammuz fi-l-madina"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, ojos del Antiguo Reino.
Impresionantes palabras. Sin duda la palabra es la m�s formidable de las fuerzas de la naturaleza.
Un abrazo fortísimo.
Te sigo, encantadísimo.
Florencio.