viernes, 27 de junio de 2008
Reflexión sobre género Narración
A los pocos años de vida escuchamos un relato, de una historia cualquiera, de la madre, de la abuela, de la maestra en el jardín. Y así seguimos por la vida, con la seguridad, conciente o inconciente de vivir rodeados de relatos, rodeados de narraciones, de historias.
Luego la escuela nos va a enseñar que hay análisis de obras, de autores, de estructuras y toda una serie de cuestiones que si no seguimos en el tema de la reflexión sobre las prácticas del lenguaje es altamente probable que algunas las olvidemos. Pero la esencia de las buenas obras no la onvidaremos tan facilmente, eso forma casi sin escalas nuestri capital cultural y por ende, muchas veces los relatos pasan a ser capital cultural de un lugar, o de una nación.
Ya más crecidos, si tenemos la posibilidad de viajar fuera de nuestra cultura de origen, veremos que no hay país sin relato, no hay nación sin historias que pasen de generación en generación por lejos que este pueblo se encuentre. Son sentido y enseñanza de muchas prácticas que se realizan con infinidad de cargas simbólicas.
Como escritores la historia es otra. En mi caso particular me cuesta muchísimo dejar la primera persona o la realidad, de lo que veo, el apoyo en algo visible que contar para dejarme llevar por la ficción o por un relato que olvide tiempo y espacio reales. Me da cierto vértigo que recién después de algunas prácticas y varias hojas a la basura puedo decir que empiezo muy pero muy despacio a superar( justo cuando termina el bloque narración). Saber cuando termina una historia, cuando se atraviesam lugares comunes, cuando se abunda en detalles y cuando queda una historia inentendible y uno empieza a precisar un amigo / compañero que a los gritos indique que largue los calificativos y aporte algún ingrediente interesante al intento narrativo.
Adoro escribir, de eso estoy segura, pero más segura estoy de los autores que he leido y me han aportado un respeto más que gigante al género. Eso hace que no pueda evitar decir que mis escritos son absurdos, que ame lo que he leido tanto como para no animarme a meterme en un terreno que mis autores favoritos han explorado de tan maravillosa manera.
Aunque la aventura de escribir es una tentación.
Probé.
Me gustó.Espero seguir, aunque me cueste.
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